...esas
imágenes de movimientos que se repiten. Como una canción, una
imagen-canción mínima simil punk. Una y otra y otra vez pasa lo
mismo. Pasa y pasa y repasa y, si logra éxito, el éxito es que no
pase: que el espectador deje de pasar sin más por las
palabrasimágenes y se detenga, arme un momento, un momento
efímeramente distinguido donde las imágenes dejan de pasar y queda
ésta pasando, autómata condenada a eternidad.
Quizá
el efímero momento logre grabarse en el espectador, al menos como
spam mental; pero en realidad no importa: está condenado a eternidad
-está salvado. ¿Y quién quiere, por cierto, quién se atreve de
verdad a salvarse eterno así, quién loopearía su vida una y otra y
otra...? Desmedida empresa para seres habituados a deshacer,
eliminar, reiniciar... Pero sí cabe salvar del monumental flujo de
lo pasado un movimiento, y verlo en sí, sin resto del mundo. Verlo
en sí, y con sí como efecto. Una y otra y otra... Es natural -ahora
es natural-; la edición es una de las formas de poder; eternas veces
más sofisticada que la censura.
El
GIF se creó movilizando quietudes. (Antes, las quietudes fueron
logros del arte humano; el arte fue un gran aquietador de
existencias, paisajes, cuerpos. Las obras de arte demoraron
tramos del mundo: el arte humano fue morada, así, de las cosas en su
representación). Su esencia actual no es sin embargo movilizar una
quietud; aunque parezca que pone un
movimiento, lo que pone es una detención, detiene un
movimiento pero preservando
su condición de movimiento; un
movimiento segmentado y
extraído de un movimiento más
complexo; es un corte lo que deja repitiéndose en play, en
gira continua sin rozamiento detentor. Muestra y repite una
amputación del movimiento madre en cuya involucración vino al
mundo. Vino y acá le pasan cosas; le pasa que no deja de pasar, para
salvarse del mero pasar.
(Malísimo
ese final. Sigo.)
Casi
todos los GIFs son una gracia violenta. Una gracia donde alguien
¡auch! Los hay de otra clase, pero es común que esos ni se
entiendan: ¿eso era? No hay remate... El remate es el remate: pum,
caput. Alguien sufre, o ni sufre, de tan tonto. Alguien condenado a
sufrir o a verse tonto eternamente para goce de la risa cruel,
aquella risa que desenfunda caninos, incisivos y molares como el
predador alegre ante la presa cautiva, en versión mediática.
(Investigo
apenas y veo que el segundo tipo mayoritario es el de los GIF's
retro. Homenaje y afecto hacia eso que pasó hace tiempo, y que sufre
el asedio del hecho de que cada día produce más pasado que el
día anterior; un yeite ochenta
o noventoso queda salvado en
un pasar presente
eterno...)
Una
multitud de niños, jóvenes y adultos de pelo largo y en túnicas
corren en un prado desde todas partes hacia un enorme pozo a cuyo
vacío se arrojan sin cesar, una y otra y otra vez; Fernando Peña
con cara de pavor apunta un arma a una Mirtha Legrand que parece
desarmarse, una y otra vez; Jim Carrey se tapa los oídos y profiere
bla bla bla bla mientras un subtítulo debajo le hace hablar como
macrista bobo, una y otra y otra vez; Homero Simpson juega con su
panza oceánica, una y otra vez incesantemente; lo están haciendo,
para siempre.
¿Cuánto
tiempo es posible quedarse colgado viendo un GIF? Colgado, como de un
árbol, pero ahora la quietud consiste en un movimiento incesante.
Así, frenética, es la quietud mediática.
Los
GIF sirven para enloquecer. Tracate tracate tracate tracate... Ni
devenir ni derivar, podemos quedar colgados de un péndulo eterno,
donde el final causa el comienzo.
Fascina
sin gustar, el GIF; su náusea inevitable es una reacción de lo vivo
ante los tentáculos de la animación mecánica. Pero una reacción
donde el ánimo vivo reconoce el poder de la animación mecánica de
eternización efímera. El GIF ofrece la posibilidad de seccionar un
breve tramo de un movimiento extenso, para garantizarle animación
constante, y simpificarlo. Porque ese tramo amputado participaba de
un movimiento cuyo sentido general tenía la complejidad de todas sus
líneas de fuerza (¿no es el sentido la dirección que proyectan las
fuerzas movientes?); y el GIF anima una sola línea de fuerza, de
manera que el sentido del movimiento pasa a ser obvio. No es
caricatura que exagera, acentuándolo, un rasgo del conjunto; al
amputar y animar en sí y para sí, simplifica y más que simplifica:
participa de la gran industria de la obviedadización
del sentido.
Si
enloquece es porque es el quicio absoluto: te recontra fija. Ofrece
sosiego hiperactivo: sabe Dios que hay ratos en que funciona... Pasa
lo mismo una y otra vez por si no estabas seguro. Pero quedarse
fijado en ese quicio implicaría primero des-quiciarse del movimiento
general de la vida. Por eso son cruelmente graciosos primero y
vomitivos apenas después: nos muestra una vida ajena totalmente no
libre (una vida ajena totalmente enajenada), determinada a ser
víctima de su repetición eternamente, y en su invitación al
cuelgue móvil ofrece un peculiar descanso del que solo nos salva el
deseo de la panza.
(este
tampoco es bueno; este texto no cierra en sí mismo)