[Abajo se ve la fecha de hechura de este texto, que la cuarentena coronavirósica me hizo recordar¨]
Omnipresencia:
¿patrimonio divino?
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(Advertencia al lector:
en
esta nota no se encontrará con el desarrollo de tema alguno. Más
bien, constituye el recorrido arbitrario y fortuito que se desprendió
de la visión de una imagen problemática. Es decir, se expone aquí
el resultado escrito de un camino de pensamiento que, al comenzar a
andar, desconocía su destino.)
A
ver, partamos de una imagen contemporánea bien visible (al que algo
quiera ver). Hoy, un tipo puede vivir sin salir de su casa. Esto
entraña casi ningún contacto físico directo con otros bichos
humanos. No cual enfermo, ni cual atendido: amar y trabajar, todo el
paquete. Todo gracias -por supuesto- a nuestro Gran Dios de la
Internet y su fiel (u ocasional) compinche, el San Delivery.
Puesto
que desde su Pérsonal Compiuter, nuestro Mengano puede: buscar
trabajo; capacitarse laboralmente; trabajar; estudiar (incluyendo
inscripción a universidades y demás); hacer las compras de la casa;
hacer amigos; practicar desenfrenadamente el ocio, vía películas,
pornografía, música, juegos, etc.; expandir sus horizontes
culturales; enamorarse, e incluso tener relaciones sexuales mediante
los nuevos chiches del mercado; puede también pagar sus
impuestos;.... todos los contactos son posibles en la Web.
Es
increíble que las gentes hayan creado las condiciones que
posibiliten que la vida humana sea físicamente aislada. La foto de
época recuerda a otro invento fascinante, homólogo: la cárcel. La
misma idea está puesta en juego: a un cuerpo viviente, una parcela
terrenal. La foto es también lo opuesto a la cárcel: mientras que
en ésta los cuerpos devienen objeto recluido y mantenido por otros,
el sujeto que vive en su internet-casa-delivery, organiza sus
condiciones de existencia. Por estos dos pilares, la red y el
delivery, llegamos a un par de datos axiomáticos conocido del mundo
actual: su fragmentación y su movimiento constante.
No
hay que dejarse tentar por los vicios ideológicos: esa existencia no
es magra, ni disminuida; es una vida humana articulada, con sus
variaciones de intensidad, sus encrucijadas, sus decisiones,
problemas, logros, etc1.
Y todo esto, desde un solo lugar. Se expele la pregunta2
¿cómo es esto posible? ¿Cómo puede la vida humana ser totalmente
aislada y totalmente en contacto al mismo tiempo? Se impone la
respuesta lógico-necesaria: desde un lugar, se accede a cualquiera.
Todo punto choca con la totalidad de los otros puntos. Todos son
limítrofes entre sí. Todo
está en todas partes.
¡Desexistidos los lugares!, dijo lo real.
Reincido
en el deporte de cuestionar: ¿cómo es imaginable un tablero así,
con cada casillero siendo limítrofe de todos los demás? Para
empezar, la rigidez material se evapora. (Esto, lo dicta el instinto
visual e intelectual: respecto del sólido punto de partida, el
primer paso hacia la multilimitrofeidad absoluta, es el movimiento de
los casilleros).
Una
vez imperante el movimiento (y la tridimensionalidad, o porqué no,
multidimensionalidad), sucede necesariamente esto: con un
observador-parámetro abstracto imaginario, la velocidad de
movimiento de cada casillero es tan elevada como para que el segmento
de tiempo en que entra en contacto con cada uno de los demás, tienda
a cero. Dicho de otro modo: en un momento, se está en todos lados.
Corolario:
la velocidad total destituye los lugares.
Esto
es posible, no es un juego expresivo.
(El 26-4-03, esto era jeronimear.)
1Otro
punto es el de qué organización de la materia humana suponen los
dispositivos informáticos.
Un
punto de partida, una vez llegado el nivel de envergadura en la
relación con las máquinas y la red, puede ser una especie de
objetividad
instituida.
Intentaré una explicación, al menos somera. Los estímulos se
presentan en multiplicidad de registros; el cuerpo deviene mapa de
lugares enchufables. No hay instituciones que delineen la figura
subjetiva, sino un entramado de máquinas y estímulos constantes
que forjan una suerte de posición mental-corporal compatible con
ellos. Y esto sólo para ir creando mediante torsiones de conceptos
que ya conocemos; quizá “objetividad instituida” sea demasiado;
quizá en rigor sea más preciso decir lo
que de hecho le pasa a la carne humana.
Pues no es una disposición instituida, no hay estrategia; su
configuración es aleatoria.
Las
nuevas dimensiones ofrecen, como es de esperar, opciones distintas:
disponerse como la pura extensión de la compu y de la web; o bien
disponer uno de las posibilidades allí contenidas en potencia. Ya
lo hemos aprendido con la tele: nada en sí mismo estupidiza ni hace
pensar, siempre se debe esperar el posicionamiento y la fuerza de la
voluntad.
2También
se desprende una conlusión. La posibilidad de existir humanamente
en contacto mediado con cualquier otro punto, decreta la abolición
de la sociedad. El desarrollo laboral desde internet, le quita al
trabajo su carácter socializante. Los hombres ya no harán
comunidad desde el trabajo. La cartografía social se desfonda,
emergiendo una multitud de partículas interconectables
(interconectables, que se pueden
conectar).
Al
pensar en qué cosas obligarían a alguien a salir de su casa, lo
primero que imaginé fue el acto electoral del estado (téngase en
cuenta el contexto del acto de imaginación, Buenos Aires a días de
las elecciones indecisas). Uno debe
ir
a votar. O mejor, todos
debemos
ir. Un ente -el estado- interpela al conjunto, y con ese interpelar,
hace al conjunto. Aquello que interpela a todos es el punto en
común, el punto que asegura una comunicabilidad dada entre todos.
Por
eso es el estado el que constituye el lazo social.
Pero
bien sabemos que la obligación del voto es meramente formal. De
rigor, no hay pena, y por lo tanto, no hay infracción. Esto es solo
un ejemplo del desvanecimiento del estado en su rol integrador.
Desaparecida
la efectividad de los mecanismos de interpelar/generar a un todos,
ese todos, la sociedad, deja de existir. La existencia en la era
Bill Gates es de cada
uno.
Las existencias colectivas, son contingentemente forjables.
(Por
lo tanto, de seguro serán experiencias de subjetivación.)