Desde el centro desbordado como una espiral que desde la periferia se empuja hasta el centro.
Girando y girando como una ronda de alegres niñas jugando, tomadas de las manos las valientes vanguardias y las sensatas retaguardias que libraremos la innoble batalla de la vuelta al reloj.
Oíd soldados, todos vamos a morir, sino en la guerra será con la peste y no hay mas remedio que escudarnos en el arte de no escuchar el ensordecedor tic-tac que nos hemos inventado. Y así temblando como filósofos limpiarnos valientemente las heces que fueron ayer nuestro sórdido alimento. Entonces vivir así fabulando, la risa, el dolor y la calma.
Mientras tanto: entretenimiento marca cañón que mata al tiempo y le da vida.
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