Tuesday, October 31, 2006

La copia literal

La diferencia entre la transcripción literal y el copiar-pegar es sustancial: no son dos modos de hacer la misma cosa. Comparten un resultado. Pero la copia manual incluye el acto de escritura; el cerebro capta e indica a las manos y las manos hacen. Es un modo no menor de la lectura, como una lectura que en la reescritura confirma su atención. Se pone una partitura frente al pensamiento; para la pensadera es como si se pensara eso.

Acaso la transcripción literal sea una intensa forma de aprehender la mecánica de un discurso, de un pensamiento funcionando. En eso consisten, grandemente, los procedimientos institucionales educativos: el examen es escribir lo que otros escribieron. Solo que las escuelas y universidades, mediante el estudio, agregan un tiempo de memoria, de reposo craneal de la información, y la transcripción nunca es exacta.

Y al mismo tiempo desde el bondi y cuando ya prestaba atención a no pasarme de la parada, y en toda la caminata a casa, yo también estuve recordando, memorizando, para repetirlo escrito, pero recordando lo que se me había ocurrido sobre la copia de ideas ajenas. ¿Pensar es recordar lo propio y actuar lo ajeno?

Rock, a tu imagen y semejanza

1. El trabajo del enano

Publicado en Nacion Apache

El enano parado junto a Robbie Williams tiene la misma musculosa negra, el mismo jean, la misma cara y mira igual. Le llegará hasta poco más que las rodillas, pero la verdad es que fuera de eso es su doble exacto.
Quién sabe el enano no sea un truco de computadoras (como Messi). Pero también podría ser un tipo que se dio cuenta de que si se disfrazaba de Robbie, realmente se le parecía. Me lo imagino estrenando su hallazgo con sus amigos: “yo soy Robbie, loco; somos iguales, sacando la estatura”. En ese pensamiento sobre sí no sería un enano: a pura afirmación, relega a un plano muy segundo un rasgo que de por sí -es decir por una asentadísima costumbre social- se presenta como primordial y organiza la subjetividad. Sería un acto genial, o heroico.

Si viéramos mucho al enano, olvidaríamos a Robbie. Pero en absoluto porque sea mejor sino porque, de tan iguales que son, no habría nada que extrañar. Por el mismo motivo, olvidaremos al enano en lo que suena un ringtone.

Ahora, si bien el enano es admirable por lo que su ocurrencia demuestra como plasticidad subjetiva, es también una de esas personas que reciben plata por encarnar una figura bastardeada por su ser físico. No “apariencia física”; el cuerpo nunca es una apariencia. El petiso, decía, está en una propaganda en la que hace de petiso.
El cartel donde el enano está junto a Robbie dice “No aceptes imitaciones”. Esa frase declara el sentido de la escena. La enanez (porque no hay palabra, creo) del enano pasa a denunciar que todos sus otros atributos son nada más que una imitación; la enanez denuncia que el enano es un defecto respecto de lo que su imagen sería en su modelo ideal -y el modelo es Williams. Lo que era un gran triunfo subjetivo, es ahora del nivel de la truchada.

De ser así y no un truco de computadoras, el enano (y ya creo que corresponde llamarlo así) aprovechó un proceso de trabajo vital, íntimo, sobre sí consigo mismo y con los otros, para refuncionalizarlo como trabajo en el otro sentido, el malo, ese que es brindar la propia energía al designio ajeno, ese que como dice el refrán si fuera bueno se lo quedarían los burgueses, de nombre técnico alienación. Como un criterio circense de lo que vale para el mercado.

Pero el tercer actor, como siempre, somos nosotros, y es en esa relación definida entre Robbie y su enano donde debe filtrarse el motivo para sintonizar la emisión; ese motivo es un cúmulo de sentidos que están trabajando, que nos están trabajando. Es de MTV, la publicidad, y dentro de MTV, de MTV Awards.

Friday, October 13, 2006

Evangelina, el espectáculo del receptáculo


1. Visible ante todo, Evangelina Carrozo apareció por las papeleras y volvió a emerger por el Riachuelo, limpita, sí, pero parece que no intacta. A los fines de fortalecer los métodos, dicen que ha transformado su cuerpo mediante una operación quirúrgica. Todo sea por la causa de la naturaleza.
Evangelina es una militante solitaria que le pone el cuerpo a la causa, pero no está del todo sola: hoy el medio ambiente se hizo público. Detenta gran adhesión, aunque los requisitos de adhesión habrá que ver si existen o si basta con emitir una frase como: “En un país tan vapuleado, despojado, cuidar el agua, los ríos, el aire, las cosas de la naturaleza, suena como una causa justa, ¿no?”. ¿Quién osaría declararse anti ecológico?
La ecología es un receptáculo de ideales correctos y pulcros. De ese receptáculo, Evangelina -con vínculo con Eva y los evangelios- hace el espectáculo. Resultados le da: ayer escuché que Zlotogiazda le atribuía parte de la responsabilidad de la presunta mudanza de una de las papeleras de la discordia.

2. ¿Es política la acción de Evangelina? ¿Cómo la pensará ella, se arrogará los rumores de mudanza? Reconozcamos que ha elegido bien los lugares para su muestreo carnal, ¿pero cómo piensa ella que su show afecta fácticamente a los gobernantes, a los empresarios? Por ejemplo: ¿sería del todo imposible una deriva contraria, esto es, que los gobernantes permitan aún más castigo al medio ambiente como estratagema para ver nuevamente a Evita tete a tete?
Es que en los hechos, los fines son siempre inciertos. No los objetivos, sino los efectos ulteriores de nuestros actos. Sobre todo cuando entre nuestro acto y el momento y lugar del efecto deseado se interponen incontables otras fuerzas y voluntades.
Si los fines son inciertos, las causas son puros enunciados. Y si lo seguro son los medios, pensar políticamente empieza por pensar qué es lo que de hecho se hace. Lo que se piensa sobre lo que se hace, y sobre todo lo que se espera resulte, es secundario, en tanto constituye el costado individual y solitario de una acción pública.
Lo que se hace, aquí, es un método: la irrupción de una mina semi desnuda portando cartel con slogan en reuniones televisadas de la dirigencia política mundial y nacional.
En tanto la ejecuta, y exitosamente, la intervención certera que Evangelina realiza es promover la política de adosar una mina en bolas a todo para que le interese a alguien, la utilización del desnudo femenino como moño para valorizar cualquier comunicación. Y por otro lado, la sloganización de una causa. Ahora bien, lo que se llama “causa”, que supuestamente es lo buscado, lo que se quiere conseguir (el cuidado ecológico, en este caso), ¿no es más bien lo que impulsa a actuar, y de allí su nombre? La causa, como motor político, está detrás de la acción, no delante.

3. Pero no se trata sólo de la mujer como objeto de atracción. Hay un punto básico que es la refuncionalización de la mujer, haciendo de su carne el límite entre deseo y consumo. El límite: reunión, confusión. O tal vez en ellas se explote, justamente, el grado en que el impulso de desear está moldeado en la lógica del consumo.
Pero si no se trata sólo de un uso de lo femenino sino de una refuncionalización, se construye una noción de feminidad específica a estos soportes, a estos discursos, si es que son discursos. Porque lo que se difunde es el resultado de un trabajo, de una muy sofisticada serie de trabajos, sobre el cuerpo femenino.
Así como en la historiografía turística se cuenta rápidamente qué hacían las poblaciones en materia artística, política, espiritual, etcétera, entre las actividades de nuestra cultura es insoslayable la gigantesca maquinaria de trabajo puesto en remodelar el cuerpo. El afán es tan extendido que ni hace falta repasar lista de ejemplos. La constatación más fuerte acaso sea que para el cuerpo de mujer que venden la publicidad y los medios (pero no sólo ellos y no sólo la “venden”), la perfección es una meta mucho más parecida a un travesti disciplinado en el arte de producirse que al promedio de mujeres sin visitas al quirófano ni sometimiento diario al gimnasio.
Dicen que todas las minas dicen que entre su primera y su más reciente aparición, Evangelina se hizo toda. Si primero fue Dios, luego El General, ¿de quién es esta Eva?
En efecto, en sus ultimas apariciones, en tele y revistas (extraño devenir de su militancia), Evangelina mostró pechos de cerámica y cutis de masa filo. Una lástima, porque al natural era linda. Al natural no porque se suspenda la cultura sino en contraste con la radicalidad de la cirugía. Ahora bien, que la naturalidad, como pieza cultural, se defina en relación con la cirugía, indica que el pensamiento “hegemónico” sobre el cuerpo es el del paradigma tecnocientífico.
Ese paradigma tecnocientífico publicitario marca al cuerpo como punto de partida. Sus frutos más deseables, pues, se presume, son los que muestran el trabajo sobre ese inicio. Importa lo que se hace sobre el cuerpo: y lo que se muestra es un resultado. El cuerpo como valor de cambio de esta política, como carta de peso, es el puro soporte de un resultado (pues en la cirugía no hay experiencia transformadora, te dormís y al despertar sos otro).

4. He aquí la curiosa inversión de Evangelina: dice que persigue lo que es su causa, y el medio esgrimido es un resultado.
Por otra parte, la clave material de su acto es tanto su cuerpo como la media docena de cámaras, el par de satélites y los millones de pantallas. La red como superficie global de difusión instantánea, y los medios como caballitos de batalla de la multiplicación.
Si se hiciera un registro de todas las personas que se hacen cirugía estética, y se indexara de qué trabaja cada uno, ¿qué porcentaje estaría en el rubro del espectáculo? El rubro espectáculos, es decir todo territorio que sale en pantalla (y las tapas de los medios gráficos son pantallas quietas). Por eso al Turco lo habían picado las avispas; y dicen que Cristina también se mandó a hacer.
Dado que también se forma respondiendo lo que pasa en pantalla, Kirchner bien podría entregar su materia a la imagen. Acaso estaría más excusado que el promedio. Pero no: en su fealdad declara principios. Hablando de medios: el ambiente, ¿a quién le importa?

Publicado en Exito #16