La diferencia entre la transcripción literal y el copiar-pegar es sustancial: no son dos modos de hacer la misma cosa. Comparten un resultado. Pero la copia manual incluye el acto de escritura; el cerebro capta e indica a las manos y las manos hacen. Es un modo no menor de la lectura, como una lectura que en la reescritura confirma su atención. Se pone una partitura frente al pensamiento; para la pensadera es como si se pensara eso.
Acaso la transcripción literal sea una intensa forma de aprehender la mecánica de un discurso, de un pensamiento funcionando. En eso consisten, grandemente, los procedimientos institucionales educativos: el examen es escribir lo que otros escribieron. Solo que las escuelas y universidades, mediante el estudio, agregan un tiempo de memoria, de reposo craneal de la información, y la transcripción nunca es exacta.
Y al mismo tiempo desde el bondi y cuando ya prestaba atención a no pasarme de la parada, y en toda la caminata a casa, yo también estuve recordando, memorizando, para repetirlo escrito, pero recordando lo que se me había ocurrido sobre la copia de ideas ajenas. ¿Pensar es recordar lo propio y actuar lo ajeno?
2 comments:
Creo que sí, estamos perdiendo ejercitación de la memoria, a cambio de la ganancia de tiempo. Tiempo que luego se extravia en la relectura.
A ver si adivinas a quien voy a transcribir...te va a traer recuerdos.
Post a Comment