Monday, December 18, 2006

Entre paréntesis, ¿quién sos?

Quien pierde su agenda sufre como loco: pierde un mapa de su vida en el mundo, un mapa del mundo de su vida. ¡Cómo se agitan esos desdichados! Especialmente los adultos, es decir las personas independientes, justamente porque esa falta delata la interdependencia. Los unos y los otros constituyéndose mutuamente: las agendas son artefactos de lazo, de registro y organización de puntos del caos.

Junto al nombre y datos de cómo hallar una persona, en algunos casos se agrega una muy breve descripción identificatoria: “Ernesto Tames (plomero)”, “Claudia (amiga de Cuchu)”, cosas así, mínimas definiciones de quién es quién. El ingreso de un desconocido a mi agenda (o sea su acceso al campo de los conocidos) tiene un bautismo: establecer, en dos palabras entre paréntesis, cuál de sus acciones en el mundo lo hacen parte de mi mundo.
Entonces la agenda no sólo registra ciertos puntos de la dispersión social sino que decide cuál rasgo o práctica de su existencia es la primordial. El paréntesis designa identidad. En esas dos palabras se condensa y revela la construcción del mundo del dueño de la agenda. (Hay, por ejemplo, agendas que a cada persona le suponen un teléfono de “oficina”, con espacio para aclarar a qué “empresa” pertenece; los puntos sociales existen en tanto agentes de una organización empresarial. En esas agendas, el criterio de definición funcional de las personas está preestablecido y no liberado al escritor -¿o acaso hay agenda sin escritura?)

Cada rotulado seguramente se reconocerá en la definición que le guardan las agenda ajenas, pero objetando que quedan cosas fuera, que él además de técnico de computadoras es padre ejemplar, mago en potencia y mucho más. Lo que cada uno piensa de sí: con eso los paréntesis definitorios no tienen piedad.

El mundo humano podría ser relatado presentando a las personas sólo como figuran en las agendas de los otros. Un personaje es exclusivamente novio de Cinthya, otro ni más ni menos que vendedor de cocaína, otro el ciruja de Melián y Congreso. La trama social según el modo en que cada quien funciona para los otros, suprimiendo toda autoconciencia. Mientras, la conciencia puede jugar a imaginar el contenido de los paréntesis donde uno existe, limitado pero confirmado, más allá de uno.

Sunday, November 19, 2006

Reseña Los Pichiciegos

Soldaditos, bravos muchachitos - Ensayito sobre los pichis

Marcelo Cohen

Entrevista

La salud de nuestros hijos

Niño con globo. Lo golpea hacia arriba y algún costado. En principio el globo es fiel al golpe y sale disparado continuando su sentido. De pronto, como si chocara con una barrera de aire solidificado, reduce su velocidad y varía de dirección; a partir de allí, su destino cambia de dueño, abandonando el designio infantil (manteniéndolo como inercia prehistórica) y entregándose a la compleja combinación entre lo irregular de su forma, los vaivenes de la brisa y, también, el agite y las dilataciones y contracciones del aire apresado en su interior. ¿Hacia dónde resulta que va el globo?

Niño, atento, calcula el lugar y se ubica allí a tiempo. Vuelve a golpear. Vuelve a observar su determinación y lo imprevisto del medio, vuelve a adaptarse al resultado; para una vez más decidir una dirección y una vez más seguir la mezcla entre su fuerza y el caos. Podría pasar horas así, impulsando y persiguiendo y sudando y sonriendo.

Wednesday, November 08, 2006

Piu

¿Cuál es el estatuto global de lo nacional? Lionel Messi tira pistas.

Aunque todavía no sea un Hombre Post-Organico, sobre el que advierte Paula Sibilia.

Mientras, Daniel Link no cesa de pensar cómo hacer política desde un teclado ("Link y yo" era un título demasiado obvio para la entrevista)

Monday, November 06, 2006

Verdadero Dixit

Hay que enseñar a creer, pero más aún a no creer.

Para que haya en cada uno un poco de bondad hacia todos es necesario que no se crea que hay mucha. El hombre que se desvive por la humanidad y aún por su patria, es una mentira; lo verdadero y lo que se necesita y basta para que todo ande bien es querer mucho a sí mismo, a su familia y amigos, algo a sus vecinos y a la ciudad, un poco de algo a su país, algo casi nada a la humanidad, y nada a la Especie, a la humanidad de otra época.

Es lo único que hay realmente en la gente y con eso basta. Hay que ser presentista, y antesepeceísta y futurista. Vivir para su amor, su hogar, sus amigos, y tener compasión y simpatía para todo prójimo que se tenga cerca en cuerpo y persona y veamos sufrir y necesitar ayuda: no para y por los demás, no para la Humanidad.

No hay que creer en los grandes sacrificios de nadie. Hay que creer en la novia, la esposa, la madre, los hijos, los amigos, amar el presente y trabajar para ellos y nosotros con toda la paciencia posible. Y dejar que otros hagan la comedia de salvar a la humanidad o a la patria o a los obreros o a los enfermos de todo el mundo y hasta a la humanidad del año 4000.

Así pues yo también si esto escribo es ante todo porque es para mí un placer estudiar y publicar en general y además porque nadie puede estar a gusto cuando ve por todas partes sufrimiento. La gente no es mala por su gusto: políticos, capitalistas, obispos, generales, periodistas, empleados, maestros y doctores de todas las clases, hacen enorme mal muchas veces porque a ellos los explotan otros, y a éstos otros; sin embargo mucha de esa gente que vive haciendo mal, improductiva, inútil, destructiva y mentirosa, estaría mas cómoda si la sacaran de ese engranaje – que nadie sabe cómo se ha formado para calamidad de todos- y no necesitara mentir, herir, envenenar, engañar al cliente, al ciudadano, etc.

Hay que luchar contra el Dinerismo, pues al fin y al cabo todos están más o menos en la miseria luego de tanto Negocio; contra el aburrido mentidero de los Santos salvadores de la humanidad; escritores, jueces, clérigos, políticos, periodistas...

Macedonio Fernández

Tuesday, October 31, 2006

La copia literal

La diferencia entre la transcripción literal y el copiar-pegar es sustancial: no son dos modos de hacer la misma cosa. Comparten un resultado. Pero la copia manual incluye el acto de escritura; el cerebro capta e indica a las manos y las manos hacen. Es un modo no menor de la lectura, como una lectura que en la reescritura confirma su atención. Se pone una partitura frente al pensamiento; para la pensadera es como si se pensara eso.

Acaso la transcripción literal sea una intensa forma de aprehender la mecánica de un discurso, de un pensamiento funcionando. En eso consisten, grandemente, los procedimientos institucionales educativos: el examen es escribir lo que otros escribieron. Solo que las escuelas y universidades, mediante el estudio, agregan un tiempo de memoria, de reposo craneal de la información, y la transcripción nunca es exacta.

Y al mismo tiempo desde el bondi y cuando ya prestaba atención a no pasarme de la parada, y en toda la caminata a casa, yo también estuve recordando, memorizando, para repetirlo escrito, pero recordando lo que se me había ocurrido sobre la copia de ideas ajenas. ¿Pensar es recordar lo propio y actuar lo ajeno?

Rock, a tu imagen y semejanza

1. El trabajo del enano

Publicado en Nacion Apache

El enano parado junto a Robbie Williams tiene la misma musculosa negra, el mismo jean, la misma cara y mira igual. Le llegará hasta poco más que las rodillas, pero la verdad es que fuera de eso es su doble exacto.
Quién sabe el enano no sea un truco de computadoras (como Messi). Pero también podría ser un tipo que se dio cuenta de que si se disfrazaba de Robbie, realmente se le parecía. Me lo imagino estrenando su hallazgo con sus amigos: “yo soy Robbie, loco; somos iguales, sacando la estatura”. En ese pensamiento sobre sí no sería un enano: a pura afirmación, relega a un plano muy segundo un rasgo que de por sí -es decir por una asentadísima costumbre social- se presenta como primordial y organiza la subjetividad. Sería un acto genial, o heroico.

Si viéramos mucho al enano, olvidaríamos a Robbie. Pero en absoluto porque sea mejor sino porque, de tan iguales que son, no habría nada que extrañar. Por el mismo motivo, olvidaremos al enano en lo que suena un ringtone.

Ahora, si bien el enano es admirable por lo que su ocurrencia demuestra como plasticidad subjetiva, es también una de esas personas que reciben plata por encarnar una figura bastardeada por su ser físico. No “apariencia física”; el cuerpo nunca es una apariencia. El petiso, decía, está en una propaganda en la que hace de petiso.
El cartel donde el enano está junto a Robbie dice “No aceptes imitaciones”. Esa frase declara el sentido de la escena. La enanez (porque no hay palabra, creo) del enano pasa a denunciar que todos sus otros atributos son nada más que una imitación; la enanez denuncia que el enano es un defecto respecto de lo que su imagen sería en su modelo ideal -y el modelo es Williams. Lo que era un gran triunfo subjetivo, es ahora del nivel de la truchada.

De ser así y no un truco de computadoras, el enano (y ya creo que corresponde llamarlo así) aprovechó un proceso de trabajo vital, íntimo, sobre sí consigo mismo y con los otros, para refuncionalizarlo como trabajo en el otro sentido, el malo, ese que es brindar la propia energía al designio ajeno, ese que como dice el refrán si fuera bueno se lo quedarían los burgueses, de nombre técnico alienación. Como un criterio circense de lo que vale para el mercado.

Pero el tercer actor, como siempre, somos nosotros, y es en esa relación definida entre Robbie y su enano donde debe filtrarse el motivo para sintonizar la emisión; ese motivo es un cúmulo de sentidos que están trabajando, que nos están trabajando. Es de MTV, la publicidad, y dentro de MTV, de MTV Awards.

Friday, October 13, 2006

Evangelina, el espectáculo del receptáculo


1. Visible ante todo, Evangelina Carrozo apareció por las papeleras y volvió a emerger por el Riachuelo, limpita, sí, pero parece que no intacta. A los fines de fortalecer los métodos, dicen que ha transformado su cuerpo mediante una operación quirúrgica. Todo sea por la causa de la naturaleza.
Evangelina es una militante solitaria que le pone el cuerpo a la causa, pero no está del todo sola: hoy el medio ambiente se hizo público. Detenta gran adhesión, aunque los requisitos de adhesión habrá que ver si existen o si basta con emitir una frase como: “En un país tan vapuleado, despojado, cuidar el agua, los ríos, el aire, las cosas de la naturaleza, suena como una causa justa, ¿no?”. ¿Quién osaría declararse anti ecológico?
La ecología es un receptáculo de ideales correctos y pulcros. De ese receptáculo, Evangelina -con vínculo con Eva y los evangelios- hace el espectáculo. Resultados le da: ayer escuché que Zlotogiazda le atribuía parte de la responsabilidad de la presunta mudanza de una de las papeleras de la discordia.

2. ¿Es política la acción de Evangelina? ¿Cómo la pensará ella, se arrogará los rumores de mudanza? Reconozcamos que ha elegido bien los lugares para su muestreo carnal, ¿pero cómo piensa ella que su show afecta fácticamente a los gobernantes, a los empresarios? Por ejemplo: ¿sería del todo imposible una deriva contraria, esto es, que los gobernantes permitan aún más castigo al medio ambiente como estratagema para ver nuevamente a Evita tete a tete?
Es que en los hechos, los fines son siempre inciertos. No los objetivos, sino los efectos ulteriores de nuestros actos. Sobre todo cuando entre nuestro acto y el momento y lugar del efecto deseado se interponen incontables otras fuerzas y voluntades.
Si los fines son inciertos, las causas son puros enunciados. Y si lo seguro son los medios, pensar políticamente empieza por pensar qué es lo que de hecho se hace. Lo que se piensa sobre lo que se hace, y sobre todo lo que se espera resulte, es secundario, en tanto constituye el costado individual y solitario de una acción pública.
Lo que se hace, aquí, es un método: la irrupción de una mina semi desnuda portando cartel con slogan en reuniones televisadas de la dirigencia política mundial y nacional.
En tanto la ejecuta, y exitosamente, la intervención certera que Evangelina realiza es promover la política de adosar una mina en bolas a todo para que le interese a alguien, la utilización del desnudo femenino como moño para valorizar cualquier comunicación. Y por otro lado, la sloganización de una causa. Ahora bien, lo que se llama “causa”, que supuestamente es lo buscado, lo que se quiere conseguir (el cuidado ecológico, en este caso), ¿no es más bien lo que impulsa a actuar, y de allí su nombre? La causa, como motor político, está detrás de la acción, no delante.

3. Pero no se trata sólo de la mujer como objeto de atracción. Hay un punto básico que es la refuncionalización de la mujer, haciendo de su carne el límite entre deseo y consumo. El límite: reunión, confusión. O tal vez en ellas se explote, justamente, el grado en que el impulso de desear está moldeado en la lógica del consumo.
Pero si no se trata sólo de un uso de lo femenino sino de una refuncionalización, se construye una noción de feminidad específica a estos soportes, a estos discursos, si es que son discursos. Porque lo que se difunde es el resultado de un trabajo, de una muy sofisticada serie de trabajos, sobre el cuerpo femenino.
Así como en la historiografía turística se cuenta rápidamente qué hacían las poblaciones en materia artística, política, espiritual, etcétera, entre las actividades de nuestra cultura es insoslayable la gigantesca maquinaria de trabajo puesto en remodelar el cuerpo. El afán es tan extendido que ni hace falta repasar lista de ejemplos. La constatación más fuerte acaso sea que para el cuerpo de mujer que venden la publicidad y los medios (pero no sólo ellos y no sólo la “venden”), la perfección es una meta mucho más parecida a un travesti disciplinado en el arte de producirse que al promedio de mujeres sin visitas al quirófano ni sometimiento diario al gimnasio.
Dicen que todas las minas dicen que entre su primera y su más reciente aparición, Evangelina se hizo toda. Si primero fue Dios, luego El General, ¿de quién es esta Eva?
En efecto, en sus ultimas apariciones, en tele y revistas (extraño devenir de su militancia), Evangelina mostró pechos de cerámica y cutis de masa filo. Una lástima, porque al natural era linda. Al natural no porque se suspenda la cultura sino en contraste con la radicalidad de la cirugía. Ahora bien, que la naturalidad, como pieza cultural, se defina en relación con la cirugía, indica que el pensamiento “hegemónico” sobre el cuerpo es el del paradigma tecnocientífico.
Ese paradigma tecnocientífico publicitario marca al cuerpo como punto de partida. Sus frutos más deseables, pues, se presume, son los que muestran el trabajo sobre ese inicio. Importa lo que se hace sobre el cuerpo: y lo que se muestra es un resultado. El cuerpo como valor de cambio de esta política, como carta de peso, es el puro soporte de un resultado (pues en la cirugía no hay experiencia transformadora, te dormís y al despertar sos otro).

4. He aquí la curiosa inversión de Evangelina: dice que persigue lo que es su causa, y el medio esgrimido es un resultado.
Por otra parte, la clave material de su acto es tanto su cuerpo como la media docena de cámaras, el par de satélites y los millones de pantallas. La red como superficie global de difusión instantánea, y los medios como caballitos de batalla de la multiplicación.
Si se hiciera un registro de todas las personas que se hacen cirugía estética, y se indexara de qué trabaja cada uno, ¿qué porcentaje estaría en el rubro del espectáculo? El rubro espectáculos, es decir todo territorio que sale en pantalla (y las tapas de los medios gráficos son pantallas quietas). Por eso al Turco lo habían picado las avispas; y dicen que Cristina también se mandó a hacer.
Dado que también se forma respondiendo lo que pasa en pantalla, Kirchner bien podría entregar su materia a la imagen. Acaso estaría más excusado que el promedio. Pero no: en su fealdad declara principios. Hablando de medios: el ambiente, ¿a quién le importa?

Publicado en Exito #16

Wednesday, September 27, 2006

Si tan solo fuera un oficio

Los baños públicos son lugares como pocos tan sociales e íntimos a la vez. Se está con otros haciendo algo que se hace bien solito, y la frontera entre soledad y compañía tiene un régimen delicado y fluido como un chorrito finísimo.

Varias son las faunas características del baño público: el que mea largo rato, el que mira el techo cerrando los ojos, el que mientras espera avisa que “más de tres sacudones es paja”, el que para mear inclina el cuerpo adelante y se apoya con ambas manos en la pared, el que gime de liberación; pero la figura más asentada en la rica imaginería de los baños públicos es, indudablemente, el que silba.

El silbido, en el cubículo o el mingitorio (me remito al terreno masculino por motivos jurídicos), es en soledad. En rigor el acto mismo de silbar es eminentemente individual, salvo, creo, en la cancha. En ciertas pelis yankis (se me ocurren, como ejemplo, las de boy escauts) se muestra la excitación que produce en la gente entonar silbidos colectivamente, armar en conjunto una canción silbada. Siempre son escenas de algarabía, de gran emoción, porque silbar de a varios no es sólo poco frecuente: es casi una aventura.

Otro aventuramiento en lo desconocido con el silbido consiste en elaborar una melodía propia, y sus intentos generalmente son fallidos. Y en el baño -ese lugar íntimo donde se silba solo pero escuchan otros-, fallar melódicamente sería una vergüenza doble. Veamos. Silbar es la expresión sonora de las representaciones mentales de una música. Silbar implica pues la decisión de vincularse con esos casilleros activos de la mente individual, antes que con los extraños cohabitantes del biorsi. Como si los ocasionales vecinos no formaran parte de la situación de silbido, estereotipo del entretenimiento solitario.

Pero como ligazón con lo interior, silbar tiene una particularidad: se muestra. En el baño, donde rige la soledad en multitud, el silbido viene a realizar otra exposición de lo íntimo, esta vez innecesaria. Encima, atrae la atención, de manera que también lo otro íntimo que se hacía queda ya no sólo expuesto, sino llamando a gritos la atención.

Hay que tener los huevos bien puestos para llamar la atención más de lo estrictamente necesario en una desnudez pública. Porque silbar implica una confianza en lo propio, eso propio que se le anima a esa tierra visitada y avistada por todos, pero dominada por nadie, que es el baño público.

Wednesday, September 06, 2006

A veinte años de Oktubre







En estos días cumple veinte años Oktubre, el disco paradigmático de la banda paradigmática del rock argentino –la cultura juvenil por excelencia-, Patricio Rey y sus redonditos de ricota. Condensa la mística de la contracultura en dictadura y una veneración de la autogestión, con un juego estético –de fruto inconfundible- entre una guitarra, una gráfica, una literatura, una voz. Aquí, historia e hipótesis sobre un disco como pocos tan de culto y tan masivo.


1-

Sin la pompa agrícola que difundió el lema “granero del mundo”, el rock también ha sido una industria nacional de excelencia internacional, claramente la principal usina latinoamericana, gracias a su origen temprano y a lo amplio de su abanico estilístico. De la pujanza cultural de la clase media local, el rock fue la veta menos institucionalizada, y acaso por eso la que más excedió el destino de dicha clase. Además, el rock se constituyó como el espacio de sociabilización más propiamente juvenil, y, desde hace décadas, como paradigma de arte para generaciones jóvenes, ya no sólo aquí sino en gran parte de Occidente.

2-
Oktubre fue el segundo disco ricotero, grabado entre agosto y septiembre del 86, justo en la mitad de la historia del género en Argentina y nueve años después de la formación de la banda (una barbaridad, piénsese por ejemplo que entre el primer y el último álbum beatle pasaron ocho años). Esto habla, por un lado, de la intensidad que se producía en los recitales (tanta que sostenía y acicateaba el sentido del proyecto) y, acaso, de las condiciones de la contracultura artística en Dictadura.
La aparición de Oktubre quedaría en la historia como el fin de la etapa más neta de Los Redonditos como vanguardia del under y su condena a la grandeza interminable (a partir de allí todos los lugares fueron quedando chicos, incluso los dos River de 2000). Hoy, un movimiento constantemente actual lo reviste como clásico. ¿Hasta cuándo habrá recuerdo de Los Redondos? ¿Siglos?

3-
Si el rock viene siendo el paradigma artístico para varias generaciones jóvenes argentinas, vale considerar que en Patricio Rey, desde 1977, el rock articulaba una máquina compuesta por “una serie de amigos con distintas necesidades expresivas” (palabras de Solari). Conjugaba artes literarias (las letras, los monologuistas), “performances”, artes plásticas y gráficas, una adoración a la danza y un tipo disfrazado de sultán, obeso, gay, que repartía entre la feligresía sus recién cocinados redonditos de ricota. Un circo dionisíaco, que concentraba un conjunto de fuerzas libres – liberadas, por un ratito, de la represión estatal.
“En medio de la Dictadura, queríamos demostrar que había vida antes de la muerte”, explicó El Mufercho, otrora presentador de la banda, a la periodista Gloria Guerrero.
Cuando nacieron Los Redondos, si se quería vivir de un modo diferente al ofical, había que juntarse y esconderse. Cualquier espacio organizado por otras reglas (Solari hablaba del “principio ordenador del placer”) debía pasar desapercibido, ocultarse bajo tierra y hasta llenarse de misterio bajo el amparo de un personaje ficticio y mágicamente misterioso como Patricio Rey.

4-
La decisión de la banda de producir todos sus proyectos en forma independiente fue, poco a poco, transformándose en una llama que atiza incesantemente su popularidad.
Las primeras dos mil copias de Gulp (editado en 1985), por ejemplo, fueron distribuidas personalmente por Carmen Castro, La Negra Poli, manager, productora ejecutiva o “ingeniera psíquica” del grupo. Ella constituyó siempre el núcleo esencial de la banda junto a su marido guitarrista Skay Beilinson y el escritor y cantor Carlos Indio Solari, los dos autores de (prácticamente) todos los temas.
En la primavera democrática, con su rock que apuntaba a mente y cuerpo, Los Redonditos y eran la contracultura de culto, marginales popularizados de boca en boca, y con la presentación de Oktubre le hace un guiño nada menos que a la dicotomía política fundamental del gran mundo exterior.

5-
La tapa, realizada por el artista platense Rocambole (Ricardo Cohen, actual vicedecano de la facultad de Bellas Artes de la UNLP), parece inspirada en Berni y en Eisenstein teñida de dark. Y dentro del librito, la letra que reza “de regreso a Oktubre, sin un estandarte de mi parte te prefiero igual” se acompaña con un dibujo de la catedral de La Plata incendiada por las masas revolucionarias.
Los Redonditos y Oktubre logran condensar lo romántico de la resistencia a la represión totalitaria y las luchas contra la injusticia, con la épica de cambiar la vida ya, sin necesitar convencer a nadie, sin conquistar voluntades, sino haciendo una fiesta con espacio para otros; como si habitaran una rayita muy finita y muy delicada entre la fuga de la sociedad y la intervención de cambiar el mundo.
Ya en 1978 el Indio cantaba: “Que un sueño acabó, ya te dijeron, pero no que todos los sueñitos, no”. ¿Cómo no van a fascinar unos tipos que hacen su cielo aquí en la tierra y dejan las puertas abiertas?
Por esas puertas entrarían luego bandas, miles y miles de bandas de pibes que nada tenían que ver con la extracción sociocultural (artística) de los integrantes del grupo. Los Redondos tendrían la flexibilidad de recibir la futbolización del rock, el paso del público a la hinchada. La cultura del aguante encontró cobijo en la autoafirmación de independencia ricotera. Pero esto era, en 1986, impredecible.

6-
La gigantesca trascendencia de Oktubre debe mucho a lo consistente de su propuesta visual. Demás está decir que también se debe al efecto inexplicable que tiene la música en el ser humano, en este caso finos climas de guitarras (ritmos, contrapuntos, la textura palmaria de unos rasgueos, el idálogo entre dos guitarras), el complemento despresurizador y sentimental del saxo, esa voz desgarrada que logra poner todo todo todo en esas letras.
Porque en las palabras hay también mucho del arte que, vía Patricio Rey, animó la gloria de una secta bohemia primero y afirmó luego la voz de las masas desangeladas. Con una docena de citas del Indio viven estudiantes de filosofía y rateros enfierrados.
Ninguna obra argentina (ni latinoamericana) de letras de rock ha dado tanto que hablar como la del Carlos “Indio” Solari (1949), quien ya escribía antes de formar parte de ninguna banda, y además escribe por fuera de la música (hace añares redacta su novela El sueño americano). Las letras de Solari (todas a un googleo de distancia) despliegan una gran cultura que combina eruditas citas histórico-políticas, artísticas, enciclopédicas, con un fluido lenguaje mundano; imágenes muy claras con composiciones netamente poéticas.
“Encriptadas”, se objeta, pero las alusiones, las metáforas que se pierden en su forma y abandonan el referente, más que cerrarlas les dan carácter abierto, indeterminado. Al componerse de elementos bastante universales (prisión, fiebre, demonio, dios, naufragio, gloria, dolor, nada, esclavo, film, reloj, amor, son términos de Oktubre) pero organizados de modos inusuales, las letras quedan disponibles para recibir un sentido de la lectura. Es un obra fluida, acoplable a muchas situaciones, marcos referenciales, preocupaciones, lo cual ha de haber ayudado no poco a su éxito.
Con letras de las que nunca podía “entenderse del todo qué querían decir”, pero en las que siempre era evidente que algo se decía, Solari enturbie el referente pero hace más clara la intensidad del acto enunciativo puro, del hecho mismo de decir.


Publicado en Revista Debate, y en Nacion Apache

Thursday, August 17, 2006

El aire del subte (crónicas urbanas)

Es fácil llegar a la boca del subte, con esa luz que irradia. Un foco luminico subterraeno que logra aclarar el exterior nocturno, y nos resulta mas o menos natural, lo cual habla de lo labrados que estamos por siglos y siglos de evolucion tecnica. Pero algo de su caracter extraordinario se filtra, invistiendo el poder atractivo de su diafanidad.

Por más que provienen del interior, los rayos no hacen sombra con el borde del túnel, sino que, gracias a que salen rebotando en cada superficie que tocan (paredes, escalera, árboles, carteles, etc.), van iluminando un entorno alrededor de la entrada, un espacio luminoso de bordes tan difusos como los de una nube baja. Ha de haber humedad o algo en el aire, porque parece estar iluminado, es como si se vieran los rayos mismos flotando, lineales y profusos. Como una puerta celestial pero apuntando a la clasica morada del infierno.

Como magnetizado, mi andar apunta al agujero prometedor. Pero un paso antes de la escalera inhíbese mi ritmo, cuando me golpea en la cara una corriente de aire, veloz y compacta, que viene limpiando el túnel y sube las escaleras corriendo. Kilos y kilos de fuerza de un viento interminable; toneladas, que te empapan de ecos distantes.

La siento en el pelo (aunque en realidad siento en el cuero cabelludo a raíz del pelo, que no siente nada en sí mismo), en los ojos que tengo que cerrar por la brusca sequía, en la nariz que puta no puede cerrarse y en los labios que se sellan. No aún en el cuerpo, porque la formación aérea sale al exterior en diagonal hacia arriba, consistente, siguiendo el sentido de la escalera, como un gran chorro invisible.

La napa de aire subterráneo viene caliente, lo cual con este frío debería ser gratificante, saludable, de no ser porque: entre los motivos de su temperatura está la energía de los motores, que a su vez consumen combustible y largan residuos gaseosos insalubres, y el calor humano que los cuerpos transfieren al aire en su contacto, en su aliento desoxigenado, en sus eructos y pedos. Todo esto en flujos que se apelotonan y dispersan desde el subsuelo de la Plaza de Mayo hasta el de la Chacarita, conectado con el arroyo Maldonado y vaya saber que subterfugios. ¿Con qué macabros fines podría ser usada la red de túneles transaéreos?

Que pensariamos del subte si lo consideraramos como un recambiador colectivo de aire a gran escala, una intervención en la naturaleza masivamente pos industrial.

Thursday, July 20, 2006

La guerra castigo

Por Martin Krymkiewicz

Soplan vientos de pos-soberanía. Un estado-militar decide castigar un país por no ejercer el monopolio de la coersión.
La hipótesis que nos convoca a pensar es que Israel decidió hacer “inviable” un país por no ser lo suficientemente soberano, o sea por no controlar (y posiblemente apoyar) las bandas del Hezbollah que operan en su territorio (justamente ahora que han dado un salto cualitativo en su poder de fuego).
Y justamente porque Líbano es ejemplo de las dificultades para una articulación estatal posible y donde, como en Afganistan (y quizás Irak), en vez de un territorio soberano articulado en una democracia representativa encontramos una “organización” de bandas en conflicto permanente.
Nuestra intuición foucaultiana nos orienta en esta discontinuidad: si la guerra estatal era una disputa entre soberanías por el dominio, una lucha por imponerle un sentido al enemigo, de asimilarlo, estas guerras “preventivas” son otra cosa. El castigo no parece tanto una imposición de dominio, sino la condicionalidad de un “estado” que pueda “responder” por lo que ocurre en su territorio, o hacerlo “inhabitable”.
No es exterminio o asimilación lo que se juega, sino una capacidad de intervención bio política tal que puede amenazar la existencia.
La experiencia israelí en Palestina ha sido y es un laboratorio de la guerra del futuro que ya acontece en cada orbe: una guerra “ambiental”, donde se trata de ejercer un control a través de la gestión del conflicto y el orden (fundamentalmente a través del control de flujos sobre el territorio), estilo apto para situaciones donde falta “estado” que responda.
La victoria de Hamas en Palestina es también un punto de inflexión en esta lógica porque ha “soberanizado” un tipo de conflicto que es imposible articular estatalmente.
Desde esta perspectiva es absolutamente lógico que el blanco del ataque en Líbano y Palestina (y lo que tanto nos horroriza) sea efectivamente la infraestructura y la población civil. Israel ha desatado Sodoma y Gomorra sobre Líbano por no ser lo suficientemente estado. Pareciera que somos testigos de cómo Israel está decidiendo que si un territorio no tiene algún tipo de orden estatal compatible con Occidente (al menos “administrativo” como en Irak) existe hoy “autoridad” suficiente como para convertirlo en un desierto.


Wednesday, July 19, 2006

Carlos Tevez y el reencantamiento del mundo

1-

En el fútbol se ha vuelto políticamente correcto defender lo técnico. En contra del predominio de lo táctico y lo físico (que piensa el fútbol desde la ocupación de los espacios), la técnica designaría lo más puro de la belleza deportiva, lo específico del fútbol como juego con la pelota.

Pero para llamar a lo más creativo, bello, a lo más romántico del fútbol, ¿Justo vamos a usar la palabra “técnica”, que remite a una forma matematizable de hacer las cosas, al medio siempre calculable de hacer más eficiente un trabajo? ¿Por qué no usar un término como habilidad, o, directamente, magia?

“La técnica se aprende, la habilidad no”, observó cuando le planteé esta idea Hans Gumbrecht, cuyo padre solía decir: “si el fútbol sigue así, terminará siendo atletismo con pelota”. La magia no se entrena, porque la tienen los jugadores llamados “distintos”.

El avance de la degeneración capitalista del fútbol (porque la visión numérica y la subordinación a los rendimientos son el espíritu del capitalismo) triunfa no sólo cuando impone llanamente sus peores versiones (el dominio puro de táctica, fuerza y velocidad). Una lógica es dominante cuando logra infiltrarse en el modo en que se articulan las heterogeneidades. Dicho de otro modo, la principal derrota consiste en comenzar a pensar lo que defendemos en los términos en que puede pensarlo el enemigo; como llamar técnica a la magia y creerse embanderado del romanticismo futbolístico, ¡Dios!

2-
Pensar distinto, con otra lógica de la materia y el tiempo: eso demostró Carlos Tevez en su gol a Serbia y Montenegro.
Recibió la pelota, con un marcador delante, quien capaz esperaba la reacción habitual del atacante: que cubriera la pelota, la ocultara, que le mostrara un poco la espalda, que buscara eludirlo por alguno de los dos costados.
Pero Tevez la agarró, lo miró de frente mostrándole, ofreciéndole casi la pelota, y prácticamente quebró la ley de impenetrabilidad de la materia: tanto él como la pelota pasaron a través del eje del cuerpo del otro. La pelota por entre las piernas, y cuando se daba vuelta a verla pasar, medio se inclina hacia atrás y Tevez lo salta, lo pasa por encima, también atravesando el eje de su cuerpo, como si el tipo no existiera, como si ni siquiera fuera un obstáculo; desexistir un cuerpo, envidia de cualquier mago.
Igual lo trató al siguiente, que parecía haberle robado la bocha y Carlitos fue como no reconociendo que la tenía, fue como dando por obvio que era suya, y, obvio, gol.

Friday, July 14, 2006

Krupoviesa no lo tocó

1. ¿Qué se hace con una hora? En la calle los bares son primera opción, pues para constatar el paso del tiempo, beber es harto preferible al reloj, tanto como lo es hacer a esperar, o construir -trago a trago- una secuencia temporal, a observar la tiranía del reloj, inmóvil en su movilidad preestablecida.
¡Pero qué difícil entrar a un bar en Palermo Joliud! Por suerte Dios es generoso en sorpresas, y diviso un sucucho (¿se puede decir “por suerte Dios”?). Había sólo dos mesas, plásticas, y una tele pasando Boca-Newell´s. Los tres o cuatro presentes mirábamos el partido y no entre nosotros, lo cual, antes que separarnos, nos aunaba en una calma donde la birra casi tibiona no molestaba, en un oasis de intimidad con Boquita en la tele –impensada gracia televisiva de posibilitar intimidad.

2. Ambos equipos se resistían mejor de lo que avanzaban. Un embole. Pero había más que el partido para ver, porque mirándolo, indefectiblemente, miraba la tele.
El lateral izquierdo xeneise era Morel Rodríguez, quien usualmente calienta el banco, porque tres días antes Boca le había empatado a River sobre la hora y con dos expulsados, uno de ellos Juan Krupoviesa, marcador de punta que en determinado momento quedó como último hombre y no tuvo más remedio que faulear al Rolfi Montenegro con una virulenta patada voladora que, con los tapones de punta, impactó de lleno en la rodilla, según mostraron las sucesivas repeticiones en cámara lenta.
“El tribunal de disciplina está debatiendo la suspensión, se habla de dos fechas”, comentó un acompañante del relator Walter Nelson que no era Alejandro Fabbri.
“¡Dos fechas! Pero qué barbaridad che, hace mucho tiempo no veía una infracción de tanta violencia”, reaccionó WN para escuchar que
“Lo que pasa es que, dicen, el juez Pezzota no hizo bien el informe. Puso juego brusco en vez de juego brusco violento, o plancha violenta. Y la decisión se toma sobre su informe”.
“¡Pero cómo puede ser –remató Walter-, la imagen habla por sí sola!”.
El que hablaba, por supuesto, era él. Parecía incluso tener una idea: ¿Cómo puede ser que se siga la indicación del referí cuando está disponible una imagen televisiva transparente e inapelable? Ahora bien, si la imagen habla por sí sola, el informe del juez es superfluo.

3. ¿Cuáles son nuestros criterios compartidos de verdad, o mejor, de verificación?
Para Nelson y troupe, la imagen es el juez del juez. Aunque ven el partido en la cancha, el fútbol para ellos es lo que pasa en la tele, proponiéndola como un ojo mejor que ninguno para llegar a la verdad de cualquier situación, como una corte suprema ontológica.
Hasta en jugadores y técnicos ha cundido esta entronización de la tele como confirmadora existencial, cuando contestan sobre jugadas, al terminar un partido, “no sé, quiero esperar a verlo por tele”. El fútbol verificándose a sí mismo por tevé.
Y el fútbol por tevé es eso: fútbol por tevé. El ejemplo más claro acaso sea el de los jugadores europeos, que siempre parecen monstruos, semidioses invencibles, imagen que Carlos Bianchi refutó repetidamente.
Sería así: de cada partido europeo emitido se arma una selección de imágenes que circula multiplicadamente, cientos de veces, difundiendo, de cada jugador, un perfil que recoge sólo sus puntos máximos de rendimiento. A Riquelme, en cambio, ya le conocíamos los bajones antes de la Intercontinental, sabíamos que no siempre tenía un pisa y amasa absolutamente inaccesible, y qué paseo les dio a los merengues en el pasto y qué ridículas quedaron las grandes imágenes de Figo, Zidane, Roberto puto Carlos... construcciones televisivas, infieles a la variabilidad del rendimiento corporal: imágenes que pretender representar un registro que luego no toleran, cuando se esfuman en lo real de una situación hecha en tiempo de cuerpos vivos.
Pezzota vio en tiempo real y con los pies en la tierra. No se verificó en la imagen, y por eso fue criticado. Acaso envalentonado por la cerveza que ya es pasado en mi vaso, pienso que a los que nos gusta el fútbol más que la tele, se nos impone la tarea, la responsabilidad histórico social, de defender a Krupoviesa: apenas lo tocó.



Thursday, July 13, 2006

Cosas que pasan en la cancha

Hay que reivindicar a Zidane. Pero no porque es un gran jugador y a pesar de su descarrilamiento en la final: hay que reivindicar, justamente, que tan consagrado jugador haya hecho lo que hizo donde lo hizo. El césped que pisaba Zizu es vendido en estos días, dicen, a euro la hojita. Nunca nada tuvo tanto público. ¿Será por eso que el relato de Walter Nelson se alteró, indignado con el bardeo fuera de libreto?

Se reclama responsabilidad, que sea impasible. Yo digo que se reclama frialdad; ausencia se reclama. A Zidane le pasó exactamente una de esas cosas definidas tantas veces por los jugadores como "cosas que pasan en la cancha". La calentura del momento, del partido, del enfrentamiento cuerpo a cuerpo, las cosas que, propiamente, pasan en la cancha.

Era obvio que iba a molestar la corneada de Zidane en este fútbol espectáculo, donde hasta en la cancha se mira por tele. ¡Si ese era el tema, que en la tele se veía perfecto, que las cámaras lo habían tomado, que se veía el cabezazo en cámara lenta! ¿Ahora van a decirle “¡Argelino de mierda, devolvé la plata!”? ¿O lo van a “perdonar”?

No loco: festejemos que una estrella de fútbol se comporte como jugador de fútbol antes que como estrella, que por un segundo le chupen un huevo los mil quinientos millones de anónimos que miran por tevé y se deje afectar por lo que dice el tano hijo de puta que está al lado, empapado en sudor.