En la montaña el ladrido perruno es ruido urbano. Estoy en la cima de una montaña relativamente pequeña que forma junto a otras una “cadena cimosa” (el filo de las montañas lo llaman, creo). Se ve desde aquí un gran panorama de picos: los Andes, carajo. Aunque la perspectiva no es tan “cimosa” porque el frondoso bosque que me contiene impide el ahínco visual.
En esta cima, muchos elementos. Unos pajaritos muy veloces y ágiles, que parecieran Elfos dejando al colibrí como Hobbit. Chiflan, tecnológicamente. Se oye a lo lejos de pronto un ruido de catarata, pero no es agua: es la montonera del viento. Se acerca –crece- el tronido y, en un efecto dominó que se avecina colosalmente, los árboles agítanse como en grado ocho de la escala.
Sobre mi cabeza giran aguiluchos. La juegan de guapos con alas de planear. Chillan fuerte mas con pereza.
Y en esta montaña de mierda me pregunto cómo la selección natural –segunda en rango detrás de la Nacional- decanta en tan profusa variedad de pinches.
Canción de mina insoportable.
Y ahí de nuevo la cascada. A veces se oye a lo lejos y se acerca pero pasa por el costado; el viento, como el agua, esquivando las alturas. Pero otras me revira los techos y los árboles del bosque lloran sus babas a grito pelado.
Muy lejano, en un rincón del atrás, se deja sentir cada tanto el obstinado motor de algún auto. O ladridos de perros. Ruidos de la ciudad.
Me vine a la montaña porque Mahoma está de fiesta.
Me voy con el hueso en la mano.
Me voy con un recuerdo de la faena que no realicé.
3 comments:
decantar en tan profusa variedad de pinches, es caracteristica de las montañas y de las mujeres tambien. sera que tratamos de abordarlas sin conocerlas. por esta gran dificultad quiza tambien extendamos nuestros brazos en cruz al hacer cima... no tuve buenas experiencias con las montañas y no es ninguna analogia, tomese montañas literalmente... muy buenos tus relatos
¿No aborda uno justamente para conocerlas?
que grande! con el hueso en la mano.
es muy bueno
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