1- Dicen que el ser sufrió degradaciones, primero en tener y despues en parecer. Pero la pretensión de un ser primigenio sintomatiza una necesidad de sustantivar el estar, pasar a Estado. (¿Sos artista?)
Hace años que se dice, tambien, que el Estado ya no da Ser. Desbordada la sustantivacion estatal de las practicas, reina la cualquierizacion de los seres. (La sustantivacion es la representación de lo que todas las cosas son, superpuestas a las cosas; la cualquierizacion es la fragmentacion de representaciones, no compuestas en un mismo plano de sentido.)
Cualquierismo no es libertad e igualdad. En el cualquierismo hay jerarquias, porque la valorizacion mercantil, la verdad performativa del Valor, es ella misma el regimen de legitimidad del cualquierismo.
(Es ante el cualquierismo que algunas instituciones de lo vetusto volvieron a gozar de halo progresista, y recuperaron vigencia giros neoconservadores, para que exista el Arte, procesos que se inscriben en la ingenua
declamacion de humanismo del Estado ante el “puro mercado”).
2- Arte es vida y por eso le corremos el culo a la jeringa. Su vacuna inmuniza contra la vulgaridad, pero si hay vulgaridad esta en la consagración por ingreso al estatuto de arte, porque el triunfo es el de unas reglas del ambiente, mas que del ganador. Los grandes artistas con mayuscula son los nombres no tanto del escape del juego sino de su sucesiva actualización. La historia, al fin y al cabo, es un banco fluido para instaurar precursores. Y la columna vertebral de la vida artistica de un territorio no necesariamente esta formada por artistas Artistas, lo cual es una suerte, atendiendo a que el artista, hoy, es casi un modelo de libre empresario exitoso, autonomo, conquistador del caos, marca tasada…
Pero también hay casi artistas, proto artistas, que van encontrando las reglas de su praxis; se van enterando. Viven, pues, gracias a su condicion ignorante. La creación no es pura invencion, es tambien un modo del descubrimiento. En tanto que hallazgo, no es capricho; se verifica como la tension de un nervio de la epoca.
Los proto artistas no aplican para consagración reglada, tampoco
aprovechan el cualquierismo; se encuentran rajando. Ciudadanos del mientras tanto, victimas de la prepotencia de sus ganas, sostienen derrotas hermosas. Casi artistas, artistas por momentos; mantienen la pregunta por si esto es arte, esto es vida, qué importa, qué puede.
3- La obra produce la vida en que consiste su existencia. Si hoy el trabajo tiene ante todo una función política -cierta organización de nuestra vida-, entonces también tiene una potencia política el arte que pide elaborar formas de vida, que pide premios experienciales ajenos a los sistemáticamente ofrecidos.
No es que la vida tenga que ser consecuente con la obra como si ser coherente fuera homologar arte y vida; se crea, justamente, lo que se necesita, lo que se aspira. La obra es un cortejo sostenido con modos de vivir, una provocacion; así, el arte, el artear (¿o hay verbo oficial?), es una inversión, afectiva, amorosa y libidinal, en lo que no se tiene pero se ofrece; una mentira, que quiere decir porque presiente, pero como no sabe, inventa. Y cuando no, no: aca estamos. Desesperados por estar a la altura de lo que hay, de su condicion mutante. El arte son momentos –instauración de tiempo para vivir- y el artista es el que trabaja para que esos momentos tengan capacidad de sostener una invitación.