Calvos adoquines, zen,
emergen del oscuro
reflejan el alumbrado
en sus cúpulas:
desparejas,
separadas protuberancias
nalgas deformes pero
todas paradas duras.
Grietas entre ellos;
no grietas: canaletas
negras caos,
delta de sombra,
suelo inalumbrado,
invisible. Adoquines, y sobre debajo:
fe.
A Pato, a Fede, a Liber.
4 comments:
Agustín, te dejo la invitación para la presentación de La Quetrófila. Ojalá puedas estar ahí, estuve el otro dia en el pacha y salio genial, que estuviste con Pato y los redondos.
querido,
un pensamiento sobre adoquines
(y en bici)
debe ser un pensamiento más bien desenfocado, no?
abrazos
desde la ciudad que cumple
con la ortodoxia
de la caudrícula castellana
(linkea y verás...)
Me hiciste conmover.
-¿Y vos, che, de qué vivís?
-De los amigos, más que nada.
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